Veni, vidi, vici. Esta frase latina, atribuida a Julio César, se traduce como ‘Vine, vi y vencí’ y se refiere a una victoria rápida, indolora y sólida que había logrado. Es una buena historia. Pero cada historia tiene un principio, medio y final. El principio puede ser rápido y el final puede ser abierto, pero es el medio donde se crea la historia.
Me encanta el número 3
El número tres recurre mucho en mi propia historia. Soy uno de tres hermanos. Tengo tres hijas que nacieron en tres países diferentes. Mi apellido tiene tres palabras. Trabajé para tres empresas antes de empezar a trabajar de forma independiente y después de tres años empecé otra empresa. Nuestro sitio web está en tres idiomas. Por lo tanto, ¡me encanta el número 3!
En sus marcas. Listo. Fuera
Para las empresas que están a punto de expandirse internacionalmente, es indispensable considerar las siguientes tres cosas. En primer lugar, una intención estratégica: una alineación interna de liderazgo para avanzar. En segundo lugar, es necesario contar con un presupuesto realista para la expansión internacional, que puede lograrse mediante la obtención de aportaciones de expertos locales. En tercer lugar, una ejecución exitosa: persistencia, persistencia, persistencia.
Las mismas. Cosas. Diferentemente
La realidad sobre la expansión internacional generalmente no es como el ‘veni, vidi, vici’ de Cesar, especialmente en cuanto a la sección media de la historia. Ahí es donde uno se vuelve consciente de que todo el mundo hace las mismas cosas de manera diferente. Probablemente, uno de los errores más grandes que ocurre entre las empresas es que no se dan cuenta o no aceptan que los negocios se llevan a cabo de una manera distinta que en su propio mercado nacional.
Explorar. Establecer. Expandir
Muchas compañías asumen que negocios son negocios sin importar el país o la cultura. Pero los negocios no son negocios. Explorar este tema con asistencia local acorta la puesta en marcha internacional. Se prepara el escenario para establecer la empresa en el lugar correcto y con las personas adecuadas para que la expansión se funda sobre una base sólida. Después de todo, ¡la historia de Julio César no terminó nada bien!